El heredero de los 'delirios Gadafi'

Sus logros se completaron con apariciones contadas en el banquillo del Perugia y un sonado caso de dopaje que acabó por confirmar el cariz circense que tenía su presencia en el Calcio. Así, en otoño del año 2003, el presunto delantero dio positivo por nandrolona, lo que resultaría sorprendente si se valorara que su presencia en los equipos era testimonial y su rendimiento despreciable. Pero no si se rescata el hecho de que el velocista Ben Johnson –positivo por esteroides a finales de los ochenta– y Diego Armando Maradona –adicto reconocido a la cocaína– fueron sus entrenadores personales.
La actitud debió decepcionar a su padre especialmente tras reconocer en su alocución del martes que la gente que se manifiesta contra él “se droga y emborracha”. Al-Saadi hizo lo primero pero no consta que hiciera lo segundo, todo un varapalo para la conseguida retórica de su padre.
En la Juventus
No obstante, su ligazón con el Calcio es anterior al vano intento de convertirse en estrella futbolística. En octubre de 2002, la Juventus de Turín, controlada por la familia Agnelli (FIAT), anunció que la empresa libia Lafico pasaba a formar parte de su accionariado al comprar el 7,3% de ellas.
Entonces, Al-Saadi explicó la decisión mostrándolo como un ejemplo de la manera en que “Libia cree en el deporte” y de la intención de su país de “desarrollar el enorme potencial del fútbol”.
De postre, aportó la prueba fehaciente de que no se trataba de un interés puramente comercial y se declaró seguidor de la Juventus “desde niño”. La confesión no le impediría desmentir su declaración apenas un año después, cuando se vio obligado a renunciar para poder desarrollar su breve carrera en los terrenos de fútbol. Llegaría a debutar, quién lo hubiera dicho, ante la Juve, para sonrojo de la competición y los aficionados al fútbol. El turno del bochorno lo ha tomado ahora con gran drama para los libios su predecesor.
La Gaceta
0 comentarios:
Publicar un comentario