lunes, 26 de septiembre de 2011

La toalla de Delap


A nadie le avergüenza que el club en el que se crió sir Stanley Matthews y cuyos seguidores son conocidos como «los ceramistas» sea ahora asociado al lanzamiento de banda de Rory Delap. Matthews, vegetariano y abstemio, se retiró del fútbol en 1965, a los cincuenta años, tras regresar al club de su villa natal, Stoke-on-Trent. La ciudad es conocida como «The Potteries» por sus talleres de cerámica, que patentaron la loza de jaspe o la de basalto. Su hijo más célebre, Matthews, diseñó, con ayuda de los técnicos del taller de zapatería de la asociación de cooperativas, que lo patrocinaba, unas botas más ligeras, hechas con cuero de canguro, para prolongar su carrera. La innovación de ahora es más bruta. Es el «Delap Special».

Contra el Manchester United lanzó tres. Los de Alex Ferguson desmontaron el peligro, pero es una gracia de la Premier cosmopolita de hoy ver cómo sufren jugadores curtidos en todos los climas para defenderse de algo tan elemental como un saque de banda largo y fuerte, que la grada corea además para meterles miedo.

A Arsène Wenger, que llegó a Inglaterra como un innovador —ocupándose de la dieta de sus futbolistas, como ya hizo Matthews por su cuenta—, no le gusta el Stoke City. Sus equipos han ganado una sola vez en el Britannia Stadium y ocurrió, en febrero de 2010, después de que Ryan Shawcross abandonase el campo, expulsado y llorando, tras romper la pierna de Aaron Ramsey.Wenger preguntó en la reunión de entrenadores de clubes de élite de la UEFA, hace un mes, si las reglas permiten secar el balón con una toalla antes de un lanzamiento de banda, como hace Delap. El reglamento no dice nada, pero parece ridículo prohibir el uso de toallas; ya aceptadas, por ejemplo, en el rugby antes del lanzamiento de la touche. Al entrenador del Arsenal simplemente no le gustan los saques de banda. Si fuese por Wenger se cambiaría el artículo 15 del reglamento, para hacer que se saque de banda con el pie.Porque oyen estas cosas, los hinchas del Stoke suelen cantar, con música de «ragtime»: «Síguelo, síguelo, síguelo/ Hay que seguir al Stoke City/ Creen que somos muy malos/ Pero tenemos a Rory Delap/...». Tuvo cuando era más joven un motor de muchos caballos, ha seguido una carrera tenaz en equipos modestos y disfruta ahora, con 35 años, de un epílogo sonado.

Sus «especiales» sin parábola, paralelos a la superficie de juego —tal como el entrenador, Tony Pulis, le pidió—, no quieren batir un récord de distancia. Envían al área el balón a 60 kilómetros por hora, con más precisión que la que logran muchos jugadores con el pie. Su habilidad y técnica, breve carrera con grandes zancadas, se inspiran en el lanzamiento de jabalina, que practicó hasta los 14 años.

El lanzamiento de Delap es el icono del Stoke City, de una manera de jugar mediante el acoso —y frecuente derribo— de astros rivales y grandes equipos. ¿Ganaría el Barça al Stoke en su casa?, suelen preguntarse los especuladores. Allí había ganado en la Premier el Manchester United siempre, hasta el sábado (1-1). Fue un partido típico en el Britannia: duro, quebrado, asfixiante.

abc

1 comentarios:

Uri dijo...

Hasta que vaya el caballero que afrancesó al Arsenal y los ganemos en el Britannia :)

26 de septiembre de 2011, 18:40

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