The new Stamford Bridge
Nadie podrá acusarle de traidor a la historia del club. Roman Abramovich, apenas llegar al Chelsea, admitió que una de sus ideas era la construcción de un nuevo estadio para suceder al legendario Stamford Bridge y este objetivo parece más próximo que nunca, después que el lunes se desvelase que el ruso habría ofrecido diez millones de libras a un centenar de accionistas que en su día compraron el actual estadio por valor de un millón y medio.

Con una capacidad para 41.837 espectadores, Stamford Bridge es el segundo estadio más antiguo de la Premier League, solamente superado por Craven Cottage, el feudo del Fulham que se inauguró en 1866.
Existente desde 1877, el Chelsea se estableció en él en 1905 y a pesar de todas las remodelaciones y ampliaciones posibles, sus gestores han llegado a la conclusión de la imposibilidad de convertirlo en un estadio para 62.000 aficionados sentados como pretendían. “Simplemente es imposible. No hay espacio para ampliarlo” advirtió Buck, para quien la construcción de un nuevo campo es la única salida para dar cabida a todos los hinchas que permanecen en espera de conseguir un abono y, además, obtener mayores ingresos como pretende Abramovich.
La idea, ya consumada, es la de construir un estadio con capacidad para 65.000 espectadores en los alrededores del actual estadio, lo que generaría un crecimiento estimado de 50 millones de libras adicionales al año en ingresos. Parte de la hinchada del Chelsea se ha mostrado desencantada con la decisión, aunque, como ocurrió en su momento con el Arsenal, entiende que es momento de dar un paso adelante... Y sin el riesgo de los gunners, ahogados financieramente desde que abandonaron Highbury.
Abramovich tiene suficientes reservas financieras como para hacer frente a este proyecto sin que su economía se resienta. Y, para vencer cualquier reticencia ya se ha encargado de asegurar que el nuevo estadio del Chelsea guardará la máxima similitud con el actual Stamford Bridge.
Sport.es
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