En el 40º aniversario de su fundación, el París Saint Germain está ofreciendo a sus seguidores una de sus mejores temporadas desde hace mucho tiempo. Bien situados en la Ligue 1, clasificados para semifinales de la Copa de Francia, y compitiendo en octavos de final de la Liga Europa de la UEFA, los parisinos aspiran a cerrar 2010/11 con un título en el bolsillo. 

¿Se hará realidad ese sueño?
 La memoria de los seguidores tiene que remontarse al ejercicio 2003/04 para encontrar huellas de un PSG tan ambicioso. A la sazón, los futbolistas de la capital francesa se beneficiaron de la mano firme del técnico Vahid Halilhodzic para terminar segundos del campeonato nacional y conquistar la Copa de Francia.

¿Repetirán esa hazaña este año? Los jugadores tienen fe, según el capitán Claude Makelele  "Este vestuario merece un trofeo, pero tiene que poner los medios para apropiárselo. Nos hace falta seguir trabajando, permanecer concentrados y tener éxito".

Éxito es justamente lo que les faltó a los de rojo y azul este fin de semana en Auxerre (1-0). Con esa derrota, han dejado al Lille y al Rennes colocarse en cabeza de la Ligue 1 cinco puntos por encima. Pero al contrario de lo que sucedió en temporadas anteriores, ese golpe duro no parece haber hecho mella en la moral del grupo. "Es nuestra madurez y nuestra inteligencia colectiva lo que nos hace tan fuertes", confirma el ex internacional francés. "El ambiente, los buenos resultados y nuestra experiencia nos permiten dar la vuelta a situaciones que acaso no habríamos podido cambiar antes".

Un descalabro salvador

Esa fuerza de carácter nació de un episodio doloroso, la tarde de una severa derrota en Sochaux (3-1) a principios de la campaña. Zarandeados en casa del club fundado por Peugeot, los hombres de Antoine Kombouaré supieron reaccionar: "Aquella derrota fue sin duda un mal que nos vino bien", analiza el entrenador de origen neocaledonio. "Nos dijimos unas cuantas cosas a la cara que nos sirvieron para reaccionar", recalca su capitán. La prueba es que desde entonces el PSG solo ha perdido cinco veces en 37 encuentros.

Y el grupo marcha bien. Es una frase que puede sonar a tópico, un tópico del que abusan todos los entrenadores del planeta, pero que cuadra perfectamente con el día a día del conjunto capitalino. "Basta con ver el trabajo que se realiza todos los días en el entrenamiento", destaca Kombouaré "Los jugadores llegan más temprano y se marchan más tarde. Disfrutan estando juntos. El vestuario está unido".

Cierto: el buen ambiente que reina en el París Saint Germain es una explicación de este renacimiento. Pero no es la única. En su primera temporada en el club, Antoine Kombouaré a veces parecía perder el norte y mostrábase a menudo excesivamente autoritario. Pero entonces el estratega decidió hacer una gira amistosa por Estados Unidos en mayo de 2010, amplió sus miras, y adaptó su método para sacar el máximo partido de sus jugadores. Él lo admite a medias: "Todo hombre se hace a base de experiencia. Un entrenador es un gestor de hombres: no puede hacer nada solo".

Experiencia colectiva, talento individual

Ahora no duda en apoyarse en diversos miembros de su elenco para hacer llegar su mensaje al resto de la plantilla. "Tengo la inmensa suerte de dirigir a jugadores como Makelele, Ludovic Giuly, Gregory Coupet o Sylvain Armand. El vestuario se beneficia de su punto de vista, de su sabiduría futbolística, para salir de los momentos difíciles. Cuando el barco cabecea, ellos ni se inmutan", nos cuenta.

Pero un concierto sólo se ejecuta bien si está dirigido por un director de orquesta de gran talento. El brasileño Nené, llegado a mediados de la temporada procedente del Mónaco, tiene madera de líder. Aunque ha conocido dos meses difíciles desde la pausa de Navidad, está reencontrando poco a poco su mejor forma en el momento más oportuno, para delicia de su técnico: "Su primer partido de la temporada fue excepcional. Es un luchador nato que jamás se rinde. Es el reloj que acaso le hacía falta a este grupo".

En resumidas cuentas, el París Saint Germain parece bien pertrechado para escalar hasta la cima, pero sabrá mucho más acerca de sus posibilidades reales de aquí a dentro de un mes. Cuando jueguen el choque de octavos de final de la Liga Europa frente al Benfica, el clásico en Marsella y la recepción del Lyon en el campeonato nacional, y la semifinal de la Copa de Francia en Angers, los parisinos sabrán si la exitosa temporada que sus hinchas esperan desde hace tanto tiempo es una realidad presente o un sueño que deberá aguardar días más propicios.